El término «autónomo societario» se refiere a una figura legal que combina características tanto de los trabajadores autónomos como de las sociedades mercantiles. Básicamente, un autónomo societario es una persona que realiza una actividad económica de manera independiente, pero lo hace a través de una sociedad.
En muchos países, los trabajadores autónomos tienen la opción de constituir una sociedad para llevar a cabo su actividad empresarial. Esta sociedad puede ser una sociedad limitada (SL), una sociedad anónima (SA) u otro tipo de entidad legal reconocida por la legislación vigente.
La principal diferencia entre un autónomo societario y un autónomo tradicional radica en la responsabilidad. En el caso del autónomo societario, la responsabilidad está limitada al patrimonio de la sociedad, es decir, los socios no responden con su patrimonio personal de las deudas o obligaciones de la empresa. En cambio, en el caso de un autónomo tradicional, este responde de forma ilimitada con su patrimonio personal.
Otra diferencia importante es la forma en que se gestionan los impuestos y las obligaciones fiscales. Un autónomo societario está sujeto a la normativa fiscal que rige para las sociedades, lo que implica que debe presentar declaraciones de impuestos corporativos y cumplir con otras obligaciones contables y fiscales propias de las empresas. Por otro lado, un autónomo tradicional está sujeto a la normativa fiscal aplicable a los trabajadores autónomos, lo que incluye el régimen de autónomos y la presentación de declaraciones de impuestos individuales.
El hecho de optar por convertirse en autónomo societario puede tener ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas, se encuentra la limitación de responsabilidad, lo que supone una protección para el patrimonio personal del autónomo. Además, la figura del autónomo societario puede generar mayor confianza y credibilidad en el ámbito empresarial al transmitir una imagen más profesional. También puede existir la posibilidad de acceder a financiamiento o inversiones de forma más sencilla al tener una entidad legal constituida.
Sin embargo, también hay algunos inconvenientes asociados con esta figura. La constitución y gestión de una sociedad conlleva trámites administrativos y costos adicionales, así como la necesidad de llevar una contabilidad más compleja. Además, es importante tener en cuenta que cada país puede tener regulaciones específicas en relación con los autónomos societarios, por lo que es fundamental consultar la legislación vigente y obtener asesoramiento profesional antes de tomar una decisión. Por eso, desde Gestoría Galiano podemos ayudarte con el asesoramiento, tramite y gestión de constitución de tu empresa.
En resumen, un autónomo societario es aquel que realiza una actividad económica de forma independiente a través de una sociedad, combinando características de los trabajadores autónomos y las sociedades mercantiles. Esta figura ofrece ventajas como la limitación de responsabilidad, pero también implica obligaciones fiscales y administrativas adicionales.