La creación de empleo ha estado muy diversificado en 2022. Pero, sin duda, fue el año en el que la hostelería y los servicios de alojamiento terminaron por recuperarse del azote sufrido durante la pandemia mundial de Covid-19 en 2020 y 2021. Así lo muestran las de creación de empleo en las principales ramas de actividad que sitúan a los servicios de alojamiento (hoteles en general) como el sector donde más creció la ocupación el pasado año, rozando un incremento de sus plantillas del 12% respecto a diciembre de 2021 (con 38.377 afiliados más). Si a este sector se le suman los casi 55.500 nuevos cotizantes del sector de servicios de comidas y bebidas (bares y restaurantes), que creció un 4,24% se obtiene la recuperación definitiva de la hostelería. De hecho, incluso según las cifras sin depurar 2022 cerró con más cotizantes en la hostelería (1.284.098) que en 2019 (1.259.483), antes de la pandemia.
Junto a esta recuperación están los fuertes avances registrados por otros sectores relacionados en mayor o menor medida con la hostelería y el ocio. Así, las actividades recreativas y de entretenimiento se anotaron un fuerte incremento de casi el 8% del número de ocupados, con 17.826 nuevos afiliados. Y también avanzó el empleo en el sector del transporte aéreo, con un aumento del 11,5% de las plantillas y 4.073 nuevos afiliados.
El sector de la educación, muy afectado por el auge de los contratos fijos discontinuos, está también entre los que más empleo crearon en términos absolutos (casi 40.000 cotizantes más). Junto a esta actividad, el pasado año representó el despegue y consolidación de los sectores más cualificados como la programación y consultoría informática, que experimentó un potente crecimiento del empleo del 11,5%, al contabilizar 45.000 nuevos afiliados. Entre este tipo de actividades más productivas que el resto están también los servicios técnicos de arquitectura e ingeniería (con 17.547 ocupados más), que aumentaron un 6,5% en el año; y las actividades de investigación y desarrollo, con 8.016 afiliados más (un aumento del 8%).
También fue un buen año para la construcción –que estrenó su contrato indefinido exclusivo para el sector– con avances superiores al 4% y para algunas industrias, como la de los productos farmacéuticos, que aumentó la ocupación un 5%.
La nota negativa la aportaron las actividades relacionadas con el empleo, que destruyeron un 12% de sus plantillas. Y, un año más, el sector financiero en reestructuración, que perdió otros 2.300 trabajadores (-1,1%).